Mirando hacia arriba, al cielo nocturno, es difícil creer que las estrellas no vivan para siempre. La mayor parte de las pequeñas luces parpadeantes que vemos esparcidas por el cielo han estado ahí durante toda la historia de la humanidad. Pero, en realidad, como los humanos, las estrellas nacen, viven, se hacen viejas y al final mueren. Cómo mueren, sin embargo, depende de su masa. Las estrellas pequeñas desaparecen suavemente con un soplo, como el viento apagando una vela, mientras que las estrellas masivas mueren con explosiones dramáticas, ¡miles y miles de millones de veces más potentes que una bomba atómica!
Credit:
UNAWE