Los rayos cósmicos son partículas con energía extremadamente alta procedentes de mucho más allá de nuestro Sistema Solar. Nos proporcionan importantes muestras de material del espacio exterior. Pero los campos magnéticos de nuestra Galaxia y del Sistema Solar enredan sus caminos tanto que no podemos rastrearlos hasta su origen. Pero ahora, utilizando los restos de una estrella que murió hace mil años, los astrónomos han encontrado pistas sobre dónde se forman los rayos cósmicos exactamente.
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