El color de una estrella proporciona a los astrónomos información sobre cuánto pesa y la temperatura de su superficie. La estrellas más pesadas y calientes son azules, mientras que las más frías y ligeras son rojas. (Esto es lo opuesto a cómo usamos el azul y el rojo en la vida diaria, como en los grifos de agua y los informes del tiempo).
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